La perfección no es inherente al ser humano, porque éste esta lleno de errores, involuntarios y deliberados. Pocas veces se puede hablar de la perfección en los deportes: el juego perfecto es clásico del béisbol y sólo ha pasado 23 veces en la historia. Lo que Patrick Mahomes y Josh Allen le regalaron a los aficionados al fútbol americano es lo más que un duelo de QBs se puede acercar a la perfección.
Alberto García Ramos / receptor
Todos los que tuvimos la oportunidad, o dicha, de ver este partido, recordaremos y nos haremos conscientes de lo afortunados que fuimos.
La propia NFL lo sabía desde antes, aunque tal vez no en completa magnitud: éste, en el papel, era el mejor partido de lo que anualmente se siente como el mejor fin de semana de cada temporada. La Ronda Divisional, los últimos 8 sobrevivientes en la carrera por capturar el Super Bowl. La visita de los Buffalo Bills a los Kansas City Chiefs se calendarizó para el horario estelar: domingo por la noche.
Las dos estrellas más grandes de estas escuadras, por supuesto, eran sus QBs: Patrick Mahomes de los Chiefs y Josh Allen de los Buffalo Bills. El primero lo ha ganado todo para un jugador tan joven: MVP, Super Bowls, rompe récords como si llevara prisa. El segundo ha ascendido tan rápido que hoy es indubitablemente uno de los mejores QBs de la liga, y el éxito reciente de su franquicia lo refleja.
Ni Mahomes ni Allen, de 26 y 25 años de edad, respectivamente, defraudaron. Lo que sí hicieron fue dar una exhibición histórica, épica, de cómo se debe jugar la posición de QB en el football moderno y sobre todo, en los momentos culminantes: los playoffs.
El enfrentamiento entre Chiefs y Bills significó la primera vez en la historia de la postemporada de la NFL que los dos QBs titulares terminan el encuentro con un rating de 123.0 o mayor.
El rating, una estadística cuyo máximo valor es de 158.3, es una estadística que incluye cinco variables: intentos de pase, completos, yardas, touchdowns e intercepciones. Mahomes terminó con 378 yardas en 33 completos de 44 intentos (75%) y tres touchdowns. Allen lanzó para 329 yardas en 27 completos de 37 intentos (72.9%) y cuatro touchdowns. Ah, encima de todo esto, ambos QBs terminaron como los mejores corredores en yardas de sus ofensivas, Mahomes con 69 en 7 acarreos y Allen con 68 en 11.
Dicho de otra manera, no pudieron haber jugado mejor.
Otro dato que ejemplifica el caso: de acuerdo al departamento de estadísticas de ESPN, éste fue el primer juego de playoff en la historia en el que QBs rivales terminan con por lo menos 300 yardas, 3 pases de touchdown y 0 intercepciones. También fue el primero en el que ambos equipos tuvieron 35 intentos de pase y los dos QBs completaron por lo menos el 70% de éstos.
Y eso que todavía ni siquiera hablamos del final: posiblemente los últimos dos minutos más irracionalmente increíbles de la historia de la NFL, en el que los equipos se combinaron para anotar 25 puntos en esos 120 segundos, la cifra más alta en postemporada y la segunda mayor en cualquier partido de la liga (en 2013, Ravens y Vikings anotaron 28 en un encuentro de temporada regular).
Con el partido 26-21 tras la pausa de los 2 minutos, siguiendo la tónica de un fin de semana espectacular en el que los tres partidos anteriores se definieron por un gol de campo en la última jugada de cada uno de ésos, cayó el primero de los cuatro touchdowns que faltaban por anotarse. En ese momento, el tercero de Allen, y también el tercero de su receptor Gabriel Davis.
Es justo recordar que los Chiefs no sólo tienen a Mahomes, el QB de los 500 millones de dólares, como única arma en la ofensiva: también está Tyreek Hill, posiblemente el hombre más rápido de toda la NFL y (no es tan descabellado pensar), ¿del mundo? Discusión que los grandes atletistas de 100 metros planos quisieran refutar, pero en el emparrillado, no quedó duda que Hill es inalcanzable cuando Mahomes pone la bola en sus manos.
Con 1:02 en el cuarto cuarto necesitando un touchdown es donde se hacen los héroes en la posición de QB. Es donde los grandes talentos se convierten en súper estrellas, especialmente en postemporada. Son las situaciones de juego donde Brady y Montana se hicieron leyendas. Las circunstancias en las que Mahomes parece que vive y siempre resuelve. Josh Allen hizo suyo el momento para exorcizar los demonios de su equipo, que vio su temporada terminar en ese estadio en 2020 en el campeonato de Conferencia.
Cuarto touchdown para él. Cuarto touchdown para Gabriel Davis. Trece segundos. Se acabó. Los Bills regresan a Buffalo para recibir a los Cincinnati Bengals en la siguiente ronda, la antesala del Super Bowl.
O no, porque del otro lado aún seguía Patrick Mahomes, con tres tiempos fuera, necesitando un gol de campo para empatar y dos de las mejores armas ofensivas (Hill y Travis Kelce) en estos momentos en la NFL.
Por supuesto que lo hizo.
¿Será la lección que tienen que pasar todos los jóvenes QBs en ascenso? ¿O es meramente azar? Realmente es la segunda, pero como le pasó al propio Mahomes en el Campeonato de Conferencia de 2018 frente a los New England Patriots de Tom Brady, le sucedió igual a Josh Allen: perdieron el volado.
El touchdown con 13 segundos fue la última vez que Josh Allen piso el campo, y es que una vez que la moneda cayó, todo el estadio Arrowhead sabía que Kansas City iba a ganar. Tras sólo ocho jugadas en la prórroga, Mahomes y Kelce mandaron a los Chiefs a su cuarto campeonato de conferencia consecutivo.
Pase back-shoulder, en el único lugar donde el ala cerrada puede atrapar el ovoide.
Mahomes sabía que lo que acababa de vivir fue un duelo de titanes, una guerra de gigantes, un Ali-Frazier, un Nadal-Federer, o como se dijo en infinidad de medios de fútbol americano previo a este encuentro, un Tom Brady – Peyton Manning. Ésta última comparación parece ser la que mejor los representa, especialmente el dolor de un lado: los Patriotas de Brady eliminaron de playoffs en 2003 y 2004 a los Colts de Manning, y Peyton no pudo ganar su primer Super Bowl hasta que por fin pudo superar a Nueva Inglaterra en postemporada, en un partido épico por sí mismo, el campeonato de la AFC en 2006.
Patrick Mahomes tenía consciencia de este momento histórico, y escogió detener el festejo con sus compañeros de equipo para ir a reconocer a Allen, de poeta a poeta.
Vámonos con estos dos datos:
- Josh Allen, en los dos partidos de playoff que jugó en esta temporada, terminó con 12 incompletos, 77.4% de sus pases completos y 9 de touchdown, a dos del récord histórico en una sola postemporada. Josh Allen ya no jugará más en esta temporada 2021-2022.
- Patrick Mahomes tiene récord de 8 ganados y 2 perdidos en su carrera en playoffs, y esas dos derrotas han sido frente a Tom Brady, para muchos el mejor jugador de todos los tiempos. La razón por la que sólo un semi dios parece ser capaz de vencer a Mahomes es porque nadie lo hace mejor bajo presión que el QB de los Chiefs: lanzó para 188 yardas después de la pausa de los dos minutos en el cuarto cuarto.
Gracias, gigantes QBs.