2019: El regreso del IPN a lo más alto del fútbol americano

Uno de los equipos del IPN fue amplio favorito durante toda la temporada. El otro voló de menos a más, alcanzando el alto potencial que tenían. Ambos se encontraron en la Gran Final, una fiesta politécnica. El 2019 será recordado como el año en el que, luego de mucho tiempo quedando a la deriva, el Instituto Politécnico Nacional regresó al protagonismo en el fútbol americano.

Alberto García Ramos / receptor

Tuvieron que pasar casi tres décadas para que volviera a suceder. A pesar de que el Instituto Politécnico Nacional fue una de las dos escuelas de educación superior que hace 83 años ayudó a la consolidación del fútbol americano en México, la historia reciente tenía hundido al guinda y blanco en la mediocridad. Este año, regresaron al protagonismo con un título para demostrarle.

El último campeonato para algún equipo del Poli en la conferencia máxima de la Liga Mayor de la Organización Nacional Estudiantil de Fútbol Americano (ONEFA): 1992. Las Águilas Blancas de Santo Tomás consiguieron el quinto en su historia, todos bajo el mando del legendario entrenador Jacinto Licea. 

Durante los siguientes 15 años, tres universidades privadas se repartieron los títulos: el Tecnológico de Monterrey (10), la Universidad de las Américas Puebla (3) y el Tec de Monterrey Campus Estado de México (2). Dichas instituciones privadas se separaron de ONEFA en 2009 conformar su propio torneo, hoy la Conferencia Premier de la Comisión Nacional Deportiva Estudiantil de Instituciones Privadas (Conadeip).

A partir de 2008, dos centros educativos públicos se adueñaron de los campeonatos de ONEFA, pero ninguno era el Poli: la UNAM, con los Pumas CU, consiguió cinco títulos; la Universidad Autónoma de Nuevo León se llevó la media docena restante, gracias a los Auténticos Tigres. 

Pero el 2019 fue el año que regresó al Poli al protagonismo en este deporte, ya que no sólo el Instituto terminó su sequía de 26 años sin estar en la cúspide de ONEFA: los dos equipos que llegaron a la Gran Final fueron del IPN. Burros Blancos, del Casillero de Zacatenco, se alzaron victoriosos sobre las Águilas Blancas el pasado 9 de noviembre frente a un Estadio de la Ciudad de los Deportes lleno. 

El camino que los dos equipos siguieron para llegar al partido de campeonato fue distinto: mientras unos siempre lucieron como favoritos, los otros tuvieron que saldar cuentas con la UNAM para ganarse el pase. ¿El resultado? Espectáculo: la primera Gran Final que se va a prórroga desde la separación de los Tecs, y uno de los campeonatos más memorables en la historia de ONEFA.

En una década que empezó con la salida de todos los Borregos y los Aztecas UDLAP de ONEFA y que posteriormente fue dominada por dos felinos, Pumas y Auténticos Tigres, 2019 se pintó de guinda y blanco. La resolución final de la temporada significó que el IPN regresó a las alturas a las que está acostumbrado a estar, y con el calendario a punto de finalizar sus doce meses, vale la pena voltear a las temporadas de ambos equipos, que plasmaron los colores del Poli en la historia de la Liga Mayor en el año que se despide.

Águilas Blancas y Burros Blancos, radiografía del 2019. Gráfico de Damara Cantillo.

Burros Blancos: Una maquinaria que sólo ellos mismos escogieron detener 

Burros Blancos estuvo a punto de dar una campanada monumental en la Final de la temporada de 2018: se quedaron cortos 23-20 frente a los Tigres de la UANL en el Estadio Gaspar Mass de San Nicolás de los Garza, Nuevo León. Rompieron con una racha de diez años seguidos en que los felinos regiomontanos y Pumas jugaban el partido por el título, pero el campeonato no lo consiguieron. 

La consecuente off-season, o temporada muerta, fue una realmente movida para el casillero del equipo de Zacatenco. Se hicieron de los servicios del ex Coordinador Defensivo de Pumas CU, Gabriel Sánchez, quien en 2018 lideró a una defensa que permitió apenas 5 puntos por partido, inaudito en ONEFA. Dos meses después, el Head Coach Francisco Chaparro fue removido de su puesto y se nombró a Agustín López como relevo. 

La juventud del equipo que llegó a la final en Nuevo León hacía a Burros Blancos, en el papel, como uno de los serios contendientes al título. Pero crecen las expectativas cuando el líder de la carga es el Mejor Ofensivo del Año: apenas 10 días antes del arranque de la temporada el 14 de septiembre, la ONEFA designó al Quarterback de Zacatenco, Alejandro García, con dicho premio. 

El torneo del presente año terminó por consolidar a García como el mejor jugador de la Organización, o por lo menos, el mejor quarterback. Según las estadísticas de FBA Stats, la encargada de levantar las estadísticas de ONEFA, García terminó la temporada regular con 1,665 yardas aéreas y 16 pases de touchdown, el mejor en ambos rubros. El jugador de 22 años añadió siete carreras de anotación, co-líder en la Conferencia Jacinto Licea, el circuito máximo de la Categoría Mayor.

El apodado “Magnífico” fue el catalizador para un motor ofensivo que comenzó la temporada con seis victorias consecutivas. Dos de ésas destacan por la ruptura de las hegemonías felinas:

  • En la Semana 2, Burros logró superar 53 minutos sin puntos y, con dos series de touchdown en la segunda mitad del cuarto cuarto, remontaron para vencer 14-13 a los Tigres en Nuevo León, primera victoria en 13 años en la Sultana del Norte, además de completar su revancha por la Final pasada. La recepción del gane de Emilio García vino con 34 segundos restantes.
  • Tres semanas después, Alex García totalizó siete touchdowns para, en el Estadio Olímpico 68 de Ciudad Universitaria, llevar a los equinos a la victoria 51-48 sobre Pumas en series extras, su segundo ganado de manera consecutiva contra los pedregalinos, en un partido que pasó a la historia por la espectacularidad de las acciones.
Ese sábado a las nueve de la mañana, Alex anotó siete de sus 23 touchdowns totales de 2019. Un Clásico épico que está entre los mejores de todos los tiempos. Foto de La Visión de Neto.

Pero no fue sólo obra de Alejandro, ni en CU ni toda la temporada, ya que él fue el encargado de congeniar un arsenal tremendo de armas ofensivas, y lo logró.

Su hermano Luis Enrique terminó como el segundo mejor receptor en yardas de la liga, con 441, y tuvo la mayor cantidad de recepciones de touchdown, con media docena. Emilio Alvarado, José Aquino y Emilio García también terminaron dentro de los 10 mejores en yardas por recepción. El novato corredor Julio Hurtado fue el líder de ONEFA en yardas totales mezcladas. Una maquinaria completamente ofensiva lideraba al único equipo con marca de 6 ganados y 0 perdidos de cara a la última semana de la temporada regular, donde vino una de las grandes polémicas de la temporada.

La escuadra de Agustín López no terminó la temporada regular de manera invicta, realmente, porque no quisieron. El último partido, en casa contra los Leones de la Universidad Anáhuac, no significaba nada, ya que Burros ya tenía asegurado el #1 para las semifinales, ganaran o perdieran. Ahora, sí tenían el poder de definir a su rival de la siguiente semana: si Burros vencía a la Anáhuac, Auténticos Tigres, todavía campeón defensor, sería el cuarto lugar. Si los felinos mexiquenses, sin embargo, le quitaban la marca perfecta a los politécnicos, serían ellos quienes accedieran a playoffs. 

Burros Blancos jugó 15 de los 60 minutos con su cuadro titular, sólo el primer periodo, y saltaron a la ventaja 21-7. En el cambio del primer al segundo cuarto, sentaron a sus jugadores, los suplentes jugando el resto del cotejo, y la Anáhuac venció 45-21, eliminando a los Tigres de contención de postemporada, y dejando, de manera oficial, el campeonato vacante. Se terminó, también, el invicto de los de Zacatenco, terminando el torneo regular con 6 ganados y 1 perdido.

La siguiente semana, en el mismo escenario, el Estadio Wilfrido Massieu de la Unidad Profesional Adolfo López Mateos en la Ciudad de México, los pollinos politécnicos no dejaron duda y aplastaron 31-16 a los Leones para acceder a la Gran Final, resultado con el que lograron derrotar a todos los equipos de la Conferencia e indudablemente eran el #1, pendiente el último partido. 

Contra la Anáhuac en semifinales, ya no hubo duda: Burros Blancos perdió el invicto por voluntad propia. Foto de La Visión de Neto.

El Coach Agustín López sabía que el haber sentado a sus mejores jugadores en el último partido de temporada regular, teniendo presente que con la derrota se eliminaría a los Auténticos Tigres de Nuevo León, fue una decisión de la cuál no iba a mostrar arrepentimiento: 

“En relación a dicha situación de ese último partido, de si manipulamos o no manipulamos el marcador, al final las decisiones técnicas las hicimos para llevar al equipo a la final, para que nuestro segundo objetivo, que era llegar a la final, lo lográramos. Sobre todo, cómo llegar: es muy importante llegar completos, sin lesiones, sin tanta carga. Así como se trabaja un juego semana a semana, la temporada se trabaja partido a partido. La decisión fue para buscar la mejor estrategia en nuestro camino en postemporada.” 

No todos los partidos fueron impecables para Burros Blancos: mientras hubo exhibiciones como contra Pumas y Águilas de Chihuahua en que la ofensiva era prácticamente imparable, contra Tigres, Linces y Águilas Blancas la defensiva tuvo que sofocar a los ataques rivales, pero pasadas ocho semanas, Burros ya había vencido a todos los equipos, y una cita más los separaba de su primer campeonato, y el primero para Zacatenco en 30 años.

Luego de refrendar su nivel y vencer a los Leones Anáhuac en la semifinal, los equinos ya sabían que el campeonato sería una fiesta politécnica, ya que horas antes, los Volátiles de Santo Tomás hicieron la hazaña de conquistar Ciudad Universitaria. 

Águilas Blancas: Vuelo tardío, aterrizan en la Final

Enrique Zarate entró a su sexto año al frente de las Águilas Blancas sin haber conseguido una victoria en postemporada en su trayectoria como entrenador en jefe. El 2019 pintaba especial, y por eso el campeonato era un objetivo claro: el 50 aniversario del equipo como participante de la Liga Mayor se celebraba este año.

Dos adiciones durante pre-temporada fueron fundamentales para el accionar de los Volátiles: Emilio Fernández, corredor, y César Pérez, ala defensiva, llegaron provenientes de los Borregos Toluca, campeones de Conadeip en 2017 y 2018. No sólo llegaban dos veteranos (Fernández tiene 24 años; Pérez, 25) con experiencia en campeonatos: el homónimo del “Indio” terminó su última temporada en Toluca como el segundo mejor corredor en yardas, mientras que César “el Meji” es el líder histórico en sacks -capturas al Quarterback- en la historia de la Comisión. 

Terminada su primera temporada en ONEFA, los refuerzos no decepcionaron, ya que Emilio terminó como el corredor más productivo de la Conferencia (531 yardas, líder; 7 touchdowns, co-líder) y Pérez como el mejor en sacks (8). Durante el primer partido de la temporada, sin embargo, parecía que no tendrían ese impacto necesario para llegar a instancias mayores. 

Las Águilas Blancas abrieron el 2019, su medio centenario, con una derrota 28-7 frente a los Pumas en el Estadio de la Ciudad de los Deportes. El desempeño, particularmente el ofensivo, fue anémico, ya que los únicos siete puntos vinieron cuando el marcador estaba ya decidido. Los de la UNAM habían vencido a las Blancas en 10 de los últimos 11 años, y parecía que la naciente temporada sólo continuaría con la paternidad. 

Fue entonces cuando Zárate volteó a uno de sus jugadores jóvenes con mayor promesa para cambiar el curso: Ángel Gutiérrez, de apenas 20 años, que en su temporada de novato en 2018 jugó como receptor, fue designado Quarterback. El apodado “Místico” fue pieza fundamental para la racha de cuatro victorias en la que se embarcaron las Águilas, en parte gracias a su habilidad para correr el balón. Por supuesto, tener al mejor corredor de la liga compartiendo backfield no afectó, y al contrario, ambos acarreadores, junto con la línea ofensiva, se combinaron para que las Águilas promediaran 200 yardas terrestres por partido, la mayor cifra de ONEFA.

Gutiérrez (9) y Fernández (29) conformaron el backfield terrestre más letal de toda la ONEFA, combinando la impresionante velocidad del mariscal y el resiliencia del veterano para ganar yardas. Foto de la Visión de Neto. 

A lo largo de la temporada, Gutiérrez hablaba después de cada victoria que el objetivo era estar en la final. A pesar de que, los discursos de entrenadores hablen de llevar cada paso, semana a semana, el Quarterback de las Águilas sabía a dónde podían, y debían llegar. Luego de vencer a Auténticos Tigres en la Semana 3, la primera vez desde 2007 que se impusieron a los regiomontanos, Gutiérrez dijo:

“Sabíamos que era nuestra oportunidad de ganarles. Estos resultados son de mucho orgullo y felicidad pero sobre todo, son un impulso a la confianza. El primer partido lo perdimos, el partido de tradición. Pero después de esa derrota contra Pumas, creo verdaderamente que cambiamos el chip, y ahora vamos para arriba, a ganar y a la Final”. Y como profeta, lograron llegar a dichas instancias.

Los de la Unidad Profesional Lázaro Cárdenas, en Santo Tomás, Ciudad de México, terminaron la temporada con 5 victorias y 2 derrotas, la segunda a manos de Burros. Pero dos semanas antes de las semifinales, las combinaciones de resultados aseguraron Clásico Estudiantil: las Águilas se meterían al Olímpico 68 para enfrentar a Pumas. 

Mientras que Gutiérrez no jugó el primero contra los unamitas por simple esquema ofensivo -la única jugada que entró como QB terminó en un fumble recuperado por Pumas- la semifinal se la perdió por lesión: en la derrota contra Burros, el “Místico” sufrió una elongación de ligamentos en la rodilla izquierda que lo marginó del resto de la temporada. En su relevo entró Ricardo Angüis. 

Los felinos del Pedregal coyoacanense terminaron la temporada regular como la mejor ofensiva en puntos (promediaron 34 por partido) y la segunda mejor en yardas (374 por partido). Si querían estar en la Final, las Águilas tendrían que repetir la hazaña que Burros hizo en 2018: meterse a CU y frenar al mejor ataque de ONEFA. Exactamente eso hicieron. 

La jugada que mandó a las Águilas Blancas a la Gran Final, espectacular de Eduardo Marino. Foto de La Visión de Neto.

Apenas en su segunda aparición como Quarterback titular en sus tres años de carrera, Angüis, junto con Emilio Fernández, comandó una ofensiva que no cometió errores y puso 15 puntos en el marcador. Mantener a 10 unidades al ataque azul y oro fue virtud de la defensiva politécnica, que con el veterano Pérez, así como el Capitán Luis Ochoa, cumplieron la misión. Fue justo que un robo de balón de otro veterano, Eduardo Marino, sellara la victoria y mandara a las Águilas volando hacia la Final. 

Sin su Quarterback abridor, dentro de Ciudad Universitaria, sin haber vencido a los Pumas en semifinales en un lapso de 12 años, las Águilas Blancas revirtieron su peor exhibición de 2019, la inaugural, para romper la paternidad unamita e instalarse en el campeonato, contendiendo por su sexto en la historia, y el primero sin el Doc Jacinto Licea como coach. Todo parecía indicar que la Final sería esa Fiesta Politécnica soñada por el Instituto. Con la victoria 31-16 de los Burros sobre la Anáhuac unas horas después, se cumplió la cita.

Checa aquí los últimos 5 campeones del IPn en la Liga Mayor. Vídeo de Damara Cantillo.

Fiesta Politécnica 

“Esto es una fiesta para los politécnicos. Es una fiesta para la comunidad, y es una fiesta para el deporte estudiantil, sobre todo para el fútbol americano, y más importante, para el deporte del Instituto”. Toda la semana previa a la final, esa fue la posición de la máxima autoridad del Instituto: el Maestro Mario Alberto Rodríguez, director general. Y es que no estaba equivocado, ya que sin importar el resultado, el Poli tendría un campeón por primera vez desde 1992. En esa Conferencia de Prensa realizada en la Dirección General tres días antes del partido, el gozo de Rodríguez era notorio. 

La expectativa fue una que posiblemente se formó desde 2018 pero explotó con el juego de campeonato. Y es que fue en esa temporada previa, donde Burros Blancos terminó subcampeón, que el antes llamado Estadio Azul reabrió sus puertas al fútbol americano estudiantil luego de 28 años. Dos partidos se jugaron, dos partidos en los que estuvo el IPN, pero para 2019, la rivalidad entre hermanos, Burros y Águilas, también conocida como Guerra Civil, se convirtió en una Fiesta Politécnica. 

El primer enfrentamiento en 2019 se quedó en Zacatenco, como ha sido en los últimos años: una naciente paternidad de los Burros Blancos sobre las Águilas Blancas es respaldada por sólo una victoria de los Volátiles en 2016 contraria a seis de los equinos desde 2013. En la semana 6 de la temporada, Burros Blancos, luego de su espectacular exhibición en CU, vio frenada su maquinaria, pero 23 puntos fueron suficientes para vencer a los de Santo Tomás. Una diferencia de un touchdown auguraba que la Gran Final sería igual o aún más cerrada.

La Dirección General de Desarrollo y Fomento Deportivo del IPN logró junto con Máximo Avance, abrir el estadio para el partido de campeonato, y posterior al encuentro se reportó que hubo un aforo de 33 mil personas. La capacidad total del recinto son 35 mil, pero bastaba echar un vistazo para notar que pocas entradas en cualquier deporte amateur en México se equiparan a las del sábado 9 de noviembre de 2019.

En las tribunas, casi todos los asistentes vestían alguna variación del guinda y blanco. En el campo, mismo caso, y el huélum, la tradicional porra de los equipos del instituto, se diferenciaban con las últimas tres palabras que se entonaban: ya fuese Burros Blancos Águilas Blancas, pero Gloria, al final de la misma. 

Cuatro cuartos no fueron suficientes para que las figuras de Burros y Águilas definieran a un ganador. Empatados a 17, por primera vez desde la separación de las instituciones privadas habría series extras en el partido de campeonato. Hasta ese momento, el partido ya era uno memorable, pero entonces, un elemento que no puede separarse del deporte apareció: la polémica. 

En la primera serie de la prórroga, un touchdown a favor de Burros Blancos pudo haber no sido: la bola parecía salir de las manos del corredor Aarón García, pero la marcación en el campo fue anotación. En México no existe la revisión instantánea como en Estados Unidos para el nivel universitario, por lo que sea que dictaminen los árbitros es la decisión final. Éste fue el touchdown del gane. 

“Es algo que sueñas toda la vida, el touchdown del gane, un touchdown que significa el campeonato para tu equipo. Cuando mandan la jugada, es lo único en lo que pensaba, en anotar, así se dio. Es el resultado de toda la temporada, del esfuerzo y el trabajo”, comentó luego de la victoria Aarón García, una de las múltiples armas ofensivas de los Burros. Curiosamente, hay 14 como él, con el mismo apellido dentro del equipo, el cual también es el del estrella Quarterback, Alex.

Águilas Blancas tuvo una serie ofensiva para anotar porque así son las reglas del deporte universitario, un último chance para poder empatar o despedirse de la victoria.

La defensiva de los Burros Blancos forzó el segundo fumble del QB Angüis, y al recuperar la bola, se convirtieron en campeones, haciendo estallar desde la grada norte al nuevo Huélum campeón, el del casillero de Zacatenco, luego de la victoria, con marcador final 24-17. 

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Protagonismo merecido

Fue una escena que no se veía desde 30 años atrás. El Instituto Politécnico Nacional puede presumir que sus dos equipos fueron los partícipes de la Gran Final de la Liga Mayor de ONEFA, y justamente ese mismo año, fue el último campeonato para el representativo de Zacatenco, cuando el legendario Coach Manuel Rodero consiguió su último título al frente de los Pieles Rojas, venciendo a las Águilas Blancas del Doc Licea.

Desde la separación de los campi del Tec de Monterrey y la UDLA, la ONEFA se ha mantenido como la liga universitaria con más atención y reflectores. Una sola, simplista pero incuestionable, es la razón: la afición. Específicamente, las aficiones de la UNAM y el IPN, ya que son las únicas dos instituciones que en estos momentos pueden sentar 30,000 espectadores en un estadio, como constantemente lo han hecho a lo largo de los últimos 83 años.

Pero esta década, a los aficionados y todos los fieles del IPN les tocó ver cómo la leyenda del más odiado rival crecía. Les tocó ver cómo Pumas CU se quedó con cinco campeonatos, uno de ellos ganándole a las Águilas en la Final de la Conferencia del Centro en 2008. También les tocó ver cómo los Auténticos Tigres engrandecían su legado, llevándose seis títulos de Liga Mayor, y siempre estando en las Finales, junto con Pumas, además de siempre dominar tanto a Águilas como a Burros, que de 2008 a 2017, ninguno pudo imponerse en el marcador final.

ONEFA cayó en una monotonía y los dos equipos felinos ejercían una hegemonía. Pero 2019 fue el año en que todo eso terminó. Por primera vez desde 2007, Águilas Blancas venció en el mismo año a Tigres y a Pumas. En ese mismo año, Burros Blancos regresó al máximo circuito luego de estar en la Conferencia Nacional, y los de Zacatenco no pudieron ganarle a Tigres y Pumas hasta 2018. Hoy, tienen una racha de victorias en temporada regular frente a ambas escuadras.

El 2019 es sólo la segunda ocasión en la historia que la Gran Final de ONEFA tiene como partícipes a los dos representativos del IPN. La primera fue 30 años atrás. El último título vino de la mano de las Águilas Blancas en 1992.

La temporada del año que está por terminar no sólo rompió con una hegemonía de dos equipos dentro de la liga más importante de fútbol americano universitario. También regresó dignamente a uno de sus históricos representantes a las alturas a las que está, o debería estar acostumbrado. 

Hablar del fútbol americano de ONEFA en 2019 es hablar del Instituto Politécnico Nacional. Es recordar la sublimación de la leyenda que es Alejandro García, líder en yardas por pase, touchdowns por pase y por carrera. Es también maravillarse de cómo el mismo backfield pudo tener a Julio Hurtado, indiscutible novato del año.

Hablar de ONEFA en 2019 es voltear a ver que los Burros Blancos fueron implacables y cumplieron la misión de refrendar el 2018 con el resultado que les faltó. De cómo la generación de jugadores de segundo año como Marcos Aguiñaga, los hermanos Jerome y Gabriel García, Abraham Chacón, son pilares para el futuro del equipo, pero en 2019 ya entregaron un campeonato.

También hablar de 2019 será recordar la explosión de Ángel Gutiérrez como un quarterback estrella, porque en 2018 lo fue, como corredor y receptor. Será hablar de las invaluables piezas que fueron dos ex-toluqueños: Emilio Fernández y César Pérez, pero, específicamente del lado defensivo, cómo Emmanuel Cajiga sigue consolidándose como uno de los mejores linebackers no del presente, sino, por lo menos, de la década.

Hablar del fútbol americano de la Liga Mayor de ONEFA en 2019 es hablar de cómo los dos equipos del Instituto Politécnico Nacional, los Burros Blancos y las Águilas Blancas, se convirtieron en protagonistas del torneo, y cómo la culminación, la Gran Final Politécnica, es un recordatorio del lugar que merece esta institución en este deporte: un lugar dentro de la grandeza.

Levantando el trofeo, después de 26 años para el IPN, después de 30 años para Zacatenco. Foto de La Visión de Neto.

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