Lobos Coahuila demuestra veteranía en playoffs, vence 35-33 a los invictos Leones Cancún para meterse a la Gran Final

  • Empezó como una magna sorpresa, después vino el metódico regreso, y el final fue una absoluta locura. Los Lobos Coahuila viajaron a la Riviera Maya para eliminar a los antes invictos Leones Anáhuac Cancún de la postemporada y se meten a la Gran Final de la Conferencia Blanca de la ONEFA.

Alberto García Ramos
Foto: Leones Anáhuac 

Los Lobos de la Universidad Autónoma de Coahuila vencieron 35-33 a los Leones de la Universidad Anáhuac campus Cancún en las semifinales de la Conferencia Blanca de la Liga Mayor de ONEFA, partido celebrado en la ciudad costera del estado de Quintana Roo.

Los Leones Cancún llegaban como amplios favoritos no sólo de este partido, sino de la postemporada en general, luego de terminar con récord invicto de 6-0 en acciones de la Conferencia (7-1 general), además de ser el único equipo del circuito blanco en derrotar a un equipo de la Conferencia Verde en el torneo regular (semana 2 vs Anáhuac Norte).

Cancún aseguró localía en la postemporada desde dos semanas antes de que iniciaran los playoffs. Se instalaron como el equipo más poderosos del grupo, y si algún equipo quería doblegarlo, tendría que hacerlo en el largo viaje hasta la península yucateca, y quitarles el invicto en su casa.

Los Lobos justamente hicieron eso.

Este 2018, el torneo regular fue un total y absoluto caos, con la única constante siendo los Leones Anáhuac Cancún. Fue justamente en la jornada inaugural contra los Lobos que se anunciaron como contendientes al campeonato, ya que los caribeños se alzaron con la victoria por la mínima 32-31.

Hace apenas 7 días, Lobos de Coahuila parecía estar en uno de sus peores momentos. Los norteños recibieron la visita de los Leones Anáhuac Querétaro, equipo que no había ganado en 13 intentos, y perdieron 23-22. La derrota no sólo fue dolorosa por sí misma, sino que bajó a los de Saltillo del segundo al cuarto lugar de la tabla, arrebatándoles una semifinal en casa, y otorgándoles el viaje a Cancún para medirse frente al invicto.

Desde el primer cuarto dejaron claro que no estaban impresionados por lo que se dijera en el papel. El fútbol otorga oportunidades, y es cuestión de los equipos de aprovecharlas o no. Los Lobos aprovecharon las tres más claras que se les presentaron temprano en el encuentro.

Primero, Felipe Valdés (15), profundo de Coahuila, interceptó al mariscal de la Anáhuac, José Rovirosa (12), para negarle puntos al ataque cancunense, e iniciar su posesión ofensiva desde propia yarda 6.

Sólo cinco jugadas le tomó al ataque de Lobos recorrer 94 yardas para meterse a las diagonales. La mayor parte vinieron en la primera jugada de la serie, un pase de Marco Antonio Santana (11) con su receptor #19 en conexión de 57 yardas. Par de jugadas después, Santana conectó con Gerardo Rendón (22) en pase de 25 yardas para romper las diagonales y abrir el marcador en la semifinal.

El primero de tres touchdowns en el primer cuarto para los visitantes. Inmediatamente en la serie consecuente, los Lobos forzaron un fumble de la ofensiva cancunense, y recuperaron la posesión en la yarda 43 de territorio enemigo. Sólo dos jugadas les tomó para meterse a las diagonales, gracias a una carrera de 30 yardas de Óscar Delgado (30) seguida de un touchdown del propio Santana en acarreo de 12 yardas. El 14-0 apenas era el inicio del embate.

Un intento de reversible en el regreso de kickoff acorraló a los locales en su siguiente serie ofensiva, que tuvieron que iniciar metidos en su propia yarda 5.

En segunda oportunidad, los Leones arriesgaron, fueron con el play-action, y la defensiva saltillense le cayó a Rovirosa, quién soltó el balón en propio touchdown, y la oposición saltó sobre el ovoide para reclamar la anotación defensiva, cortesía de Iván Martínez (94), tacle defensivo.

Ni siquiera había acabado el primer cuarto y la Anáhuac Cancún ya perdía 21-0.

Pero es que los Lobos estaban forzando los errores y estaban capitalizando los mismos. Una intercepción derivó en un drive de touchdown de 94 yardas en sólo 5 jugadas, un fumble originó una serie de 43 yardas en dos jugadas, y el último fumble que la misma defensiva recuperó en las diagonales. Estaban haciendo jugadas de impacto en ambos lados del balón, y estaban sorprendiendo al mundo con la vapuleada sobre los invictos.

El cambio de cuarto no significó el cambio de embate. Santana continúo con el aplanador paso de los Lobos, y llamó su marca para romper una jugada de pase y correr 75 yardas hasta el touchdown sin que un sólo defensivo de Cancún pusiera un dedo sobre él, atravesando el corazón de la defensa caribeña, y silenciando por completo al equipo local.

Ese era el mensaje. Silencio. Silencio, previo al partido. Silencio, previo a la postemporada. Sí, Cancún fue demoledor durante la temporada regular, pero el fútbol es diferente cuando son los playoffs. Silencio es el que estaba provocando Coahuila en su viaje a la Anáhuac.

Por supuesto, eventualmente tuvo que llegar la respuesta de los Leones, no por nada se habían ido sin derrota en la Conferencia. Fue con un pase de touchdown de Rovirosa a Víctor Vilaca (85), conexión de 20 yardas que le devolvió la vida a una tribuna local que se había ido al mutis.

El marcador en la intermisión leía 28-7 en favor de Coahuila. Pero Lobos y Leones sabían que dos cuartos son una eternidad en el fútbol americano. Le costaría a Coahuila seguir con su dominio lo mismo que le iba a costar a Cancún montar el regreso.

Axel Montini, corredor de los Leones, se empezó a robar el espectáculo luego de la primera mitad fenomenal de Antonio Santana. Montini (39) lució su impresionante talento en una carrera de 66 yardas hasta las diagonales, y fue su increíble velocidad la que dejó plantados a los defensivos saltillenses. El touchdown recortó el déficit a 28-14 a mediados del tercer cuarto.

Lobos tuvo la oportunidad de volverse a poner en el marcador, pero ahora sí, la defensiva local se fajó. Lobos tuvo 1ero y diez en la 20 rival gracias a un foul personal de la defensiva, pero los no hicieron más que perder yardaje. Tuvieron que conformarse con un intento de gol de campo de 50 yardas, que tuvo la distancia, pero se desvío a la izquierda, y se mantuvo estática la pizarra, esto ya en acciones del cuarto cuarto.

Si Cancún quería empatar, necesitaba anotar en sus dos series restantes, porque con menos de 9 minutos en el reloj, sólo para eso, lógicamente, les iba a alcanzar. En la primera de ellas, lo lograron.

Montini demostró su fortaleza y gran equilibrio, y en un acarreo que pudo haber sido de 5 yardas, se mantuvo rompiendo tacleos y se vio a momentos imparable para conseguir 29 yardas totales y meter a su ofensiva hasta la yarda 2. En la jugada siguiente, Rovirosa conectó con Leyber Canul (31) en las diagonales, y ahora sí, había juego.

Con el 28-21 con 8 minutos en el reloj, todo el momentum estaba del lado de los cancunenses. El kickoff fue una patada raza, pero el rebote llegó profundo en el terreno, y el regreso de los Lobos apenas pudo sacar la bola a la yarda 1.

Los Lobos no anotaron pero movieron la bola para meterse hasta su yarda 45, y cambiar la posición del terreno. Terminaron despejando, y mandaron la posesión ofensiva de Cancún hasta su propia yarda 25.

Con 2:38 en el reloj, los Leones necesitaban 75 yardas. Abajo 28-21, el touchdown y el punto extra les daba el empate. El touchdown lo consiguieron en menos de un minuto.

Sí, autoría de Axel Montini vino un acarreo de 56 yardas que otra vez, su balance, equilibrio, y fuerza hicieron que convirtiera lo que parecía una carrera corta en una jugada enorme, metiendo a la Anáhuac hasta la yarda 1 para anotar.  El propio Montini se metió a las diagonales por segunda ocasión en la noche, y con 1:44 para el final, la Anáhuac estaba a un punto extra de contestar con una remontada histórica y empatar el marcador.

Pero se quedó en prospecto de remontada, ya que el extra fue malo, y la ventaja se mantuvo del lado de Coahuila, 28-27. Todavía estábamos muy lejos del final de los fuegos artificiales, sin embargo.

Con 1:31 en el reloj, enfrentando 2da y 12 desde su yarda 25, Luis Castañeda (21) de los Lobos se escapó 75 yardas hasta las diagonales. Lobos no anotaba desde que quedaban 10 minutos en el segundo cuarto, pero ese colchón de 28 puntos fue suficiente para que después esta explosiva carrera ampliara su ventaja a 35-27, y a la postre, significara la victoria de los Lobos.

Sí, Coahuila necesitó de ese touchdown, porque todavía con un minuto, Cancún volvió a meterse a las diagonales.

Abajo por 8 con más de 60 segundos en el reloj, a los Leones de la Anáhuac les tomó menos de medio minuto el volver a meterse a las diagonales. Un pase de 56 yardas de Rovirosa a Gerardo Gómez (88), quién con excelente velocidad superó la marca defensiva, y se metió a las diagonales para mandar a la tribuna local al pandemonio. La conversión de dos puntos era necesaria para forzar las series extras.

La presión carcomió a la ofensiva cancunense, pero más importante, la defensiva saltillense estaba lista para lo que llegara. El Head Coach de la Anáhuac, Marco Martos, decidió irse por la famosa Philly Special, jugada en la que el quarterback sale a pase, y es un receptor abierto el que conecta con él en las diagonales. La defensiva visitante no se dejó sorprender, forzaron el pase incompleto, y capturaron la victoria 35-33 con el fallido intento.

Al final, hubo muchos recordatorios de lo que es el fútbol americano en el paraíso caribeño de la península mexicana. Pero antes de la reflexión, recapitulemos lo que fue una increíble jornada de fútbol:

  • Lobos anotó 28 puntos sin contestación en los primeros 20 minutos del partido.
  • Leones Anáhuac anotó 27 sin contestación para acercarse a la mínima.
  • Se anotaron tres touchdowns en el último 1:50 del partido.
  • Lobos no anotó en un plazo de 38 minutos, y aún así escapó de Cancún con la victoria.

Mucho habló el HC Martos en redes sociales acerca del éxito de su equipo. Habló sobre la posibilidad de subir a la Conferencia Verde si capturaban el campeonato. Sobre cómo Cancún, luego de 13 años de historia, iba a ser sede de un juego de Campeonato de Liga Mayor, y que fueran a apoyar a sus Leones el próximo 17 de noviembre.

Los playoffs de la Conferencia Blanca son la cúspide de lo que fue un excelente, impredecible, increíble torneo regular. Un completo caos, la clasificación de tres de cuatro equipos no se decidió literalmente hasta el último partido que se jugó. Sí, siempre va a haber favoritos y sorpresas, pero al final, los partidos tienen que jugarse.

Desde el viernes en la noche se cocinaron las sorpresas. Frailes se metió al JJ Pichardo y derrotó a los campeones defensores, los Potros Salvajes de la UAEM.

Lobos venía de una derrota que nadie veía venir, contra los Leones Querétaro que terminaron 1-5 en el torneo. Leones Cancún sí era el favorito, y sí era el invicto, pero en el campo, los Lobos demostraron que el fútbol americano es una montaña rusa de emociones, y que la lógica o lo que se diga en el papel no siempre se va a reflejar en el emparrillado.

28 puntos en cuarto y medio fueron suficientes para eliminar a Cancún. Posterior a eso, los Leones jugaron casi perfecto, porque un punto extra significó que nunca pudieron empatar, y recordar que en este deporte, casi nadie puede ser perfecto. El récord 6-0 de los caribeños no sirvió de mucho en la postemporada. 

Los Lobos de la UAC se meten a la Gran Final de la Conferencia Blanca por segundo año consecutivo. Por su posición como cuarto lugar en la tabla, tendrán que visitar a los Frailes del Tepeyac en la Ciudad de México para definir al Campeón. El tercer lugar recibe al cuarto, porque es sólo justo que así culmine locura que fue la Conferencia Blanca durante el 2018.

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