Receptor. A ésta redacción llegó un artículo que plantea un razonamiento por lo cual el Tec de Monterrey ha actuado así en los últimos años, y días. “Sigue el dinero”, habría dicho “garganta profunda” a los periodistas Berstein y Woodward en el caso Watergate. Como receptor somos todos, el texto íntegro.
De Carlos Miranda
A estas alturas a nadie debe sorprender la actitud de las autoridades del Tec, comenzando por el rector de la institución.
Todo es dinero para el Tec. VENDEN su marca a través del éxito de uno de sus equipos, con el triunfo deportivo despliegan una campaña donde trasladan de forma automática el éxito en el deporte al plano educativo, cual bebida energizante.
A éstas alturas quienes creen que la mercadotecnia equivale a calidad, necesita una visita al siquiatra. Múltiples son los casos donde la mercadotecnia crea paraisos (artificiales) y la realidad se encarga de mostrar su crudeza. Un ejemplo al alcance de todos son las campañas electorales de Fox y Calderón, la coca cola que dijeron ser no llega ni a Big Cola.
El Tec-MTY y, a veces, el CEM, son buenos representativos en el americano, y sin duda la institución tiene un nivel aceptable en lo académico. Hasta ahí. No más. Pretender erigirse como ejemplo y panacea educativa resulta una vocación de ilusos.
Comprar todo el roster con beca, sólo ha servido para el propósito de su mercadotecnia, y vaya que ha funcionado, los incautos, los ambiciosos y los que legítimamente buscan una oportunidad, han comprado no sólo una marca, sino una doctrina, una conjunto de creencias con las cuales se acomodan en el mundo. Pero se olvida que el deporte estudiantil, en un país como México (con su historia, su situación económica y política, su complejidad social y cultural) dista de ser como el de EU. Por esta razón el dinero no puede ni debe ser el as bajo la manga del deporte amateur.
Con dinero (becas) construyeron su soberbia. Creyeron que sus creencias serían adoptadas ciegamente por algunos ingenuos que soñaron con mirarlos de frente algún día, ignorando que las reglas del dinero las juegan quienes lo tienen, y quienes juegan con dinero, para ser eficaces, necesitan jugar sin escrúpulos. Pronto se dieron cuenta que jamás tendrían los recursos para realizar esta ilusión.
Con todo y su dinero no pudieron convencer: Ni crearon su liga de “los grandes”, ni compraron la idea las autoridades de las demás instituciones, habida cuenta del perverso juego que quisieron ralizar.
El ITESM necesita seguir VENDIENDO su marca, por esta rázón se aguantan el ridículo y bajan la cabeza para pedir perdón. La soberbia se volcó ignominia, no importa con tal de seguir VENDIENDO, es decir, haciendo bisnes.
¿Qué haría el ITESM con sus equipos becados jugando entre ellos? Ah. Esto no es negocio. ¿A quién le VENDERÍAN la marca? Necesitan hacerse notar fuera del campus. De nada les sirve mantener a los jugadores si no se cumple el propósito de la vendimia. Por eso vuelven, con la cola entre las patas, pero vuelven para intentar rescatar parte del gran negocio que es el ITESM.
Pero no dicen nada de la principal queja que originó este diferendo: el derroche de dinero para la coptación de jugadores. Quieren volver y jugar con los mismos privilegios que desajustaron la báscula del futbol americano estudiantil mexicano. A esto se le llama cinismo.
Estoy por la inclusión. Pero que el Tec acate las nuevas reglas del juego SIN CORTAPISAS.